Franco Muzzio (Santiago, 1978)

Nació en Santiago en 1978. Integrante del Taller Bellet 255. Miembro y co-fundador del grupo de gestión cultural, "Cultura a la Vena". Ha ganado diversos premios a nivel nacional y su obra ha sido publicada en diversas antologías. Es coordinador de Extensión y Cultura de la Universidad Central.


Mientras su noche habla el único discurso que conoce

Mientras usted come pancito con queso,
los ríos se callan
y las niñitas comienzan a pintar su piel,
como putas de oficio comprobado.

Mientras usted aprieta el control remoto,
ve lo triste de las noticias
y decide que el dolor ajeno le hace daño en la retina,
las niñitas se zampan hasta la alergia de los hombres.

Mientras usted busca el mañana en el pronóstico del tiempo,
las niñitas escriben recuerdo en sus rodillas
y guardan flores de semen-terio en la memoria.

Los ríos de nuevo se callan,
no hay listados donde se llame
a las niñitas que esconden sus juguetes con la noche.

Pero no importa,
cuando amanezca veremos qué se hace;
mientras, las niñitas se hacen Marías con las trenzas
y sus piernas comen
de los pececitos de los hombres.




A propósito de perros que cometen feticidio


Ellas no quieren perritos que les ladren
ellas quieren perritos que las miren con inteligencia
y a veces con estúpida ternura.

Ellas quieren perritos que les muevan la cola,
a pesar del cansancio
a pesar de los titulares que trae la costumbre ;
ellas quieren perritos que les abracen las noches
y que aparezcan por la puerta con flores en el rostro.

Insisto, ellas no quieren perritos que les ladren
ellas quieren perritos que vuelvan al tono del primer “te amo” .
Ellas quieren, ellas quieren,
un perrito escuchando lo que tenga que decir cada lágrima
y que con su pata le seque las mejillas.

Ellas quieren perritos que coman lento,
que las miren como a las niñas del 14 de febrero,
y que dejen dibujado con las migas
un corazón encima de la mesa.

Ellas NO quieren perritos que les ladren
Ellas quieren perritos que sólo muestren los dientes
cuando una sonrisa las toque
mientras la noche se les mete por dentro de los ojos.

Gigantografía para un labial francés


La Mina rica de la publicidad jamás tocará mi timbre
para decir que el azúcar se le acabó,
o que hoy quiere hablar en otro idioma
porqué sus canarios no la entienden.

Nunca su flojera dormirá una siesta conmigo,
ni hará monitos casi tiernos
con las migas que nos dejó el desayuno ,
como tampoco planchará un domingo por la noche
mi ropita mirando el noticiero.


*

Tal vez mañana pase en su Jeep 4X4
y el semáforo la detenga;
ahí retocará sus labios en el espejo,
esperando que la luz verde haga juego con sus ojos.

Quizás alguien que pase por ahí,
se enamore de su cara a través del parabrisas,
ella se arrugará toda por dentro,
y haciéndose la hueona le regale una sonrisa de casting,
fingiendo que sabe como respiran los árboles.

La Mina rica de la publicidad,
mira las esquinas igual
como mira el fondo de una pasarela.

Teresa Calderón ( La Serena, 1955-)

Teresa Calderón nació en La Serena, en 1955, e integra una familia de escritores y poetas. Profesora de Literatura en las universidades Católica y Finis Terrae dirige actualmente talleres de poesía, cuento y autobiografía. Ha publicado Causas perdidas (poesía, 1984), Género femenino (poesía, 1989), Imágenes rotas (poesía, 1995), Veinticinco años de poesía chilena (antología, 1996, junto a Tomás Harris y Lila Calderón), No me arrepiento de nada (poesía, 1999), Aplausos para la memoria (poesía, 1999), Vida de perras (cuentos, 2000), Aventuras de Súper Inti y Analfabruja (novela, 2000), Esta mañana llovía a cántaros azules (novela, 2002), El tesoro de la bruma (novela, 2002), Amiga mía (novela, 2003), Súper Inti y el misterio del espejo (novela, 2004), Súper Inti y Serena atrapados en un portal (2008) y Elefante (poesía, 2008). Su obra figura en numerosas antologías de poesía chilena editadas en el país y en el extranjero.

Ser mujer

Terminé como no sabía que quería terminar.
Me derroté a mí misma y obtuve la única victoria.
A fuerza de costalazos me hice hombre.


Celos que matan pero no tanto

“Hombres de mala ley, animales de mierda

que no son capaces de hacer nada que no sean desgracias”

García Márquez

1

Ya había visto sus ojos en los tuyos

que no me miran que se mueren por verla.

2

Era un desliz definitivo.

Desde un bolsillo de secretos

un nombre de mujer

tu letra un número

la prueba final en la estructura mítica del héroe

-consultar Villegas, Juan- desde el bolsillo

esa mujer

ese cuerpo de tus delitos.

3

Mañana marcaré ese número.

Repetiré la operación hasta dar con esa palomita.

Pienso decirle menos cosas de las que pienso.

Pero a ti, te lo advierto

nos encontraremos los tres y sean cuales fueren los resultados

te lo prometo

aquí va a haber un muerto

habrás un muerto en la familia

querido mío.

4

Como ves

o como no ves

estoy pendiente de ti.

Estoy el colmo de ti.


5

He aguzado el olfato

para husmearla mejor en tus camisas

en los jardines de tu pecho.

Si captaras la sutileza de mi oído

qué magnífico espectáculo

pegado a las puertas

el ojo a las cerraduras

como el náufrago a su tabla

y todo el océano para él solo.

6

Todos mis sentidos alerta pueden reconocerte

a una distancia de metros

bajo una niebla de película

en pleno centro de Santiago

a las doce del día en medio de la gente, animal.

Todos mis sentidos alerta.

Dije todos

menos el sentido del humor.

7

Cuídate de mí, maldito,

porque te amo.

8

Más vale que te cuides.

Tú sabes una caída en la ducha

esas son caídas fatales me entiendes

un remedio demás o equivocado te fijas

un accidente casero cualquiera tiene en la vida

arreglabas un enchufe y ¡oh, sorpresa, Fiat Lux!

me comprendes

o el cuchillo de cocina guardado adentro de la cama

o el gas lento pero seguro

no olvidemos.

Por eso, cuídate

mejor que te encuentre confesado

oleado y sacramentado y todo

si te descubro

amadísimo héroe.

9

Te acaricio te araño

con táctica felina

porque estás mintiéndome

porque te juro lo sé todo

aunque no digas ni pío.

10

Tardaría la noche entera enumerando

los espantos que te haría

si se confirmaran mis-según tu miserable opinión-

infundadas sospechas.

No tienes idea la de horrores que soy capaz,

mi vida,

la infinidad de maleficios que prepararía en la cocina

hasta dar con esa pócima

que te pusiera fuera de combate.

11

En esta guerra sangrienta

las matemáticas están claramente de tu parte

yo soy una y una no es ninguna.

ante una ventaja así no cabría más

que deponer esas armas con las que no cuento

y saludarlos con mis mejores deseos:

que sean tremendamente infelices

que se pudran.

Quiero que reciban periódicamente

a la cigüeña cargada de imbunches

que no falten al himeneo las reinas de la muerte,

las parcas de infalibles tijeras

¡Oh, Mnémesis

diosa fantástica de la venganza


Código de aguas


La lluvia
se dedicó a llover
desconsolada.
Trajo un canto perdido
y acunado en subterráneos.
Vino hiriendo
las tejas de los años
las rodillas de un niño
con ojos fijos
llegó a beber la conciencia.
Después formará túneles
crecerá por encima del ladrillo
y el agua
se esconderá en la tierra
con los muertos.

Jaime Valdivieso (Valparaíso, 1929)

Nació en Valparaíso en 1929.Ha publicado ensayos, cuentos, novelas, poemas. Sus últimos libros, Ciencia y poesía, diálogo con Claudio Teitelboim (E. LOM 1965), El espejo y la palabra (Ed. Planeta y Universidad Andrés Bello, 1997) y Violencia de los animales, poemas, en la Ed. Universitaria de Santiago, 1991. Voces de alarma, relatos en la Ed. Fondo de Cultura Económica. México 1993.

Grito para unos niños quemados

Necesito que alguien me explique
ahora en este minuto
sin palabras sin muecas,
con la lengua clavada
en una espina de rosa
y un largo grito de arena,
las quemaduras en el cuerpo
y en la cama
de estos niños de cinco años.

Porque tiene que haber alguna respuesta
de trigo, de piedra, de venado;
de lo contrario
más valdría dejar la tierra
retrocediendo
mudo
y disolverse en el aire
como la harina.

Los que se fueron

Me refiero a aquellos
que en algun momento
detuvo el dolor o la furia
frente a mi ventana
y luego
desaparecieron.

Me refiero a aquellos
a los que me unió
el sol de la noche
y los juegos del alba
y luego
desaparecieron.

Me refiero a aquellos
que cruzaron conmigo
las tardes de domingos
después del fútbol
y luego
desaparecieron.

Me refiero a aquellos
buscadores de delirios
que todo lo pudieron
y todo lo perdieron
cegados por la luna.

Me refiero a aquellos
con los que compartí
el temblor de los mismos
versos y un día se perdieron
ahogados por el otoño.

Y a todos aquellos
que me hacen pensar
que yo también soy
otro desaparecido
de mis propios recuerdos.

Problemas de la vista

I

Para ver perfectamente
bien
mis ojos deben madurar
una primavera
y dos inviernos.

II

Antes de mirar
mi vista se abre
hacia adentro.
Sólo al cabo de un largo rato
descubre
la realidad.



Carlos Pezoa Véliz (Santiago, 1879-1908)

Carlos Pezoa Véliz

Poeta chileno cuya obra estuvo influida a medias por el modernismo y el naturalismo. De familia humilde, no contó con ningún apoyo económico o social, por lo que llevó una vida azarosa y pobre. Aprendiz de zapatero, se alistó en la milicia nacional, y finalmente, impulsado por su vocación literaria, ejerció como periodista y docente en Viña del Mar. Su desafortunado sino, no obstante, le hizo resultar herido en el terremoto de Valparaíso, en 1906, y enfermar dos años después de tuberculosis, sin alcanzar a ver publicadas sus obras.

Tarde en el Hospital

Sobre el campo el agua mustia
cae fina, grácil, leve;
sobre el campo cae angustia:
llueve.

Y pues solo en amplia pieza
yazgo en cama, yazgo enfermo,
para espantar la tristeza,
duermo.

Pero el agua ha lloriqueado
junto a mi, cansada, leve;
despierto sobresaltado;
llueve.

Entonces, muerto de angustia,
ante el panorama inmenso,
mientras cae el agua mustia,
pienso.


A una Morena

Tienes ojos de abismo, cabellera
llena de luz y sombra, como el río
que deslizando su caudal bravío,
al beso de la luna reverbera.

Nada más cimbrador que tu cadera,
rebelde a la presión del atavío...
Hay en tu sangre perdurable estío
y en tus labios eterna primavera.

Bello fuera fundir en tu regazo
el beso de la muerte con tu brazo...
Espirar como un dios, lánguidamente,

teniendo tus cabellos por guirnalda,
para que al roce de una carne ardiente
se estremezca el cadáver en tu falda...

El perro vagabundo

Flaco, lanudo y sucio. Con febriles
ansias roe y escarba la basura;
a pesar de sus años juveniles,
despide cierto olor a sepultura.

Cruza siguiendo interminables viajes
los paseos, las plazas y las ferias;
cruza como una sombra los parajes,
recitando un poema de miserias.

Es una larga historia de perezas,
días sin pan y noches sin guarida.
Hay aglomeraciones de tristezas
en sus ojos vidriosos y sin vida.

Y otra visión al pobre no se ofrece
que la que suelen ver sus ojos zarcos;
la estrella compasiva que aparece
en la luz miserable de los charcos.

Cuando a roer mendrugos corrompidos
asoma su miseria, por las casas,
escapa con sus lúgubres aullidos
entre una doble fila de amenazas.

Allá va. Lleva encima algo de abyecto.
Le persigue de insectos un enjambre,
y va su pobre y repugnante aspecto
cantando triste la canción del hambre.

Es frase de dolor. Es una queja
lanzada ha tiempo, pero ya perdida;
es un día de otoño que se aleja
entre la primavera de la vida.

Lleva en su mal la pesadez del plomo.
Nunca la caridad le fue propicia;
no ha sentido jamás sobre su lomo
la suave sensación de una caricia.

Mustio y cansado, sin saber su anhelo,
suele cortar el impensado viaje
y huir despavorido cuando al suelo
caen las hojas secas del ramaje.

Cerca de los lugares donde hay fiestas
suele robar un hueso a otros lebreles,
y gruñir sordamente una protesta
cuando pasa un bull-dog con cascabeles.

En las calles que cruza a paso lento,
buscan sus ojos sin fulgor ni brillo
el rastro de un mendigo macilento
a quien piensa servir de lazarillo.

Arístides Giavelli (Satiago, S/F)

Crónica Única de María Asunción, perdida en Santiago
(Fragmentos)

Esa quietud se vestía entera para la ocasión
Su figura era un reposo de huesos en silencio
Los tacos iban livianos y el gesto descarado
de su ausencia aleve ocupaba ya todo el ataúd.
Un par de comadres del conventillo, toda tu adoptada parentela,
hurgueteaba y se repartía tus míseras pertenencias escasas
Porque, ¿quién sabe y se ocupa de esta nuestra muerte, Johana?
Quizás, la oscuridad que vuelve siempre, nos oculta y nos acecha
La noche fue el consabido escenario que delató tu indisimulada
lejanía, y en ella se esparció el rumor susurrando que no
estabas más en el ambiente; callados así lo comprendimos,
pues de estas sombras que eran tu reinado sólo habrías de
escapar mezclándote con el silencio del suelo, en secreto;
¿Acaso te devoró la luz del día, te deshizo la claridad, Johana?
En verdad, de bautizada, y por la madre, eras María Asunción,
Y de los trajines por la ciudad apagada fuiste alguna Cenicienta
que huye con el amanecer; de esas tantas que al irrumpir
los bostezos salen a deambular y no se detienen hasta que
se disipa el intenso luto del cielo; arrastrando sus chalas
heladas, repitiendo esas huellas al amparo de las mismas
esquinas; ofreciendo complicidad para el placer de pasada
en los solicitados pasajes, recovecos infames y discretos;
Sabia en esta variante extraña y solapada del amor clandestino
Te dejabas ir, ningún recelo, en las aguas cristalinas o barrosas
de cualquiera, sumergiéndote por los laberintos retorcidos
e inesperados que las almas imaginan cuando aventuran un
querer, segura de que todos los mortales han de desmayar
ardiendo en los océanos revueltos donde los náufragos nos
buscamos desvestidos y nos hallamos, al fin, desnudos;

6

Y llegaste a saborear estos misterios infinitos y reiterados que
los cuerpos inventan hasta perder el aliento, cuando nos
aferramos al más próximo, arañándonos los unos a los otros
hasta herirnos en un eléctrico vértigo atropellado y fugaz;
El fuego en arrebatos
Y así que llegue al fin ese espasmo jadeante, y exhalar un febril
suspiro subterráneo, un desahogo extremo de bruces en la
playa lavada y tibia y vaciada, donde se ha arribado...
Para luego reencontrar el sinsabor de nuestra alucinada y breve
temporada;

Isabel Gómez (Curicó, 1959-)

Isabel Gómez nace en Curicó Chile 1959. Cursó estudios de Pedagogía y Licenciatura en Educación en la Universidad de Los Lagos, Sede Santiago. Actualmente cursa el Tercer Semestre del Magíster en Ciencias de la Educación en la misma Universidad.
Ha editado 6 libros de poesía: “Un crudo paseo por la sonrisa”. Ediciones M.D.
1986. “Pubisterio”. Ediciones Literatura Alternativa. 1990. “Versos de escalera”. Ediciones M.D. 1994. “Perfil de muros”. Ediciones Logos 1998. “Boca pálida”. Ediciones Logos 2003. “Dasein”. Editorial Cuarto Propio 2006. Su poesía ha sido difundida en Antologías y revistas de Chile y el extranjero. En 1997 recibe el premio Pablo Neruda. Otorgado por la Fundación Neruda.

Boca Pátrida

… He vuelto a este lugar
donde nadie me espera
Tanta nostalgia impide ordenar mi cuerpo
como dos palabras muertas
después del sueño

Entierro mis ojos en la nada
a la intemperie de ti
Soy un espectáculo de sombras
oscureciendo el paisaje
Seguramente naceré de nuevo
porque el territorio es también
mi rabia

Este monólogo de sombras
me traen la tardanza del mundo
Hoy
ni una palabra me nombra
tendré que recoger mis huesos
en otro ataúd

He recorrido la historia de los dioses
y me he detenido en sus tumbas
sólo para recordar
pero han olvidado nuestros nombres
y se alejan en alguna memoria
que los hombres ocultan
sólo para hacer más oscura la noche

Aleja esta hora
donde la palidez
reúne mis lágrimas
Aleja el frío de esta boca
he cambiado la dirección de esta ausencia
No quiero verte
bórrame este mundo que escribo
bórrame las palabras para no pensar
borra esta imperfecta fotografía de mí
haz que olvide
y entierre este cuerpo

He equivocado todas las palabras
la complicidad del mundo
deteriora aún más el silencio
Madre
simularé que vuelvo
de tu cansada sangre
al final de esta piel el miedo me sepulta
me deja a orillas de tu voz
en el rebrote de cualquier pereza
Madre no dejes que arrastre
más muerte a mi sombra

Las voces envejecen sin escucharse
las voces envejecen
sin escucharse

Voy a dejar mi rabia lejos de ti
Chile
he guardado en tu alma mi nombre
para que no sangre
No dejarás que este charco de olvido
cubra mis sueños

Los huesos de la libertad
me sepultan
bajo este pedazo de tierra
que comienza a crecer de mi cuerpo

Madre
Pon tus labios sobre mi corazón.

Versos de escalera

VI

El secreto
ahueca la palabra
Somos dos
con un número triste en la boca
Delito que se piensa
así mismo
cuerpo abajo
señalado
como una sombra en la sombra.

IX

Temo la palabra oculta
huyendo de ti
a medianoche

Palabra impune
acuñada al vicio de abrazarte
festiva como entonces
festiva

Boca pálida ( Homenaje a las mujeres detenidas desaparecidas)


El poema se oculta moribundo
acaso alguien lo escuche
y termine este insomnio de cadáveres

Mi repetido gesto en la desgracia
tu lengua
fingiendo un mundo a quien amar.


.....
Se maquilla su rostro
con la tristeza que dejamos
hunde el ojo
en la sucia línea de la carne
y se aleja
como una ceremonia
demasiado cansada para aplaudir.



Alejandro Jordán (Arica, 1974)

Nació en Arica en 1974. Es profesor de educación básica. Actualmente reside en la ciudad de Coquimbo. En el año 2005 publica "Psicoglifos".

Cementerio

Sólo las hormigas
entran y salen
de sus agujeros.

Lamento de Ìcaro

Hace muchos pájaros
que la tierra llama.

No llore.

La tierra es
tierra por donde se le mire.

La Magia

El poeta
debe observar
una roca
hasta
convertirla
en
una libélula.

Mareas

La música de las aguas
gira y desviste la noche.

La materia y la creación
se deshacen en líquidos
incrementando el temporal
el nivel de las ideas.

El poeta escribe océanos.

Fe particular 2

La mujer espera
pasos que la asedien.

Sale sola al pórtico del hogar.

Escupida por la verguenza.

Lo que no retorna
siempre deja un ruido.

Tristán Altagracia ( Punitaqui, 1941-2006)

Nace en El alba de Los Mantos de Punitaqui el 20 de Agosto de 1941. Egresó de la carrera de Historia y Geografía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Entre sus libros se encuentran "Limeta Topacio" (Ediciones del Angelus, 1994), "Norte Profundo, Editorial Molinos de Punitaqui, 2001". Muere en el año 2006 en la ciudad de La Serena.


Poemas de Cielo Sur

II

Nadie ignora que el Sur empieza del otro lado de las
nubes luminosas.
Quien atraviesa esas nubes entra en un mundo más
antiguo y más firme.
Todo hombre que llame a su propio corazón ha de
encontrar:
- a manera de palabra mágica-
la resurrección de todos los seres y las cosas que se
aman cuando se regresa al Sur.

Vía Láctea

Donde ázucar granulada
yace desparramada sobre el mantel
crees ver la Vía Láctea. Tú Poeta,
ebrio de volar de grano en grano
buscando a Dios.
Lo escuchas decir: estoy distante,
! pero ve, ven!
También te ando buscando
en la blancura nevada del ázucar.
Sólo pídele a la estrella del alcohol te alumbre
Tristán Altagracia,
mientras el tiempo va cayendo
en el falso universo de las palabras.
Ellas sienten un doloroso aullido al mirar la Cruz del Sur,
es el aullido vibrante del cielo que hizo parir
a las vírgenes.
El aullido que aún dice
desde la Cruz iluminada:
! Padre, Padre! ¿ Por qué me has abandonado?.

Poética del Mataró

Para llegar a Mataró se recomienda:
que sea sólo la Palabra tu cuerpo y tu alma.
Todo brilla en Mataró como en un sueño
que jamás cesa de asaltar el cielo.
Pero si llegas por azar a Mataró
ten cuidado en trasponer los umbrales de las puertas,
ya que dentro como fuera de las casas cae una lluvia verde y fragante;
que hace escuchar por el aire
la música de un circo remoto.
Por su murmullo secreto notarás
que allí se ocultan las penas de los hombres
y sus historias
o adivinarás la tristeza del bufón que todavía rasca
su áspera viola.
En la medida de lo posible no te atrevas a hurgetear
en la lejanía
de ciertas ventanas empañadas
aunque sea grande la dicha que te provoquen
los candelabros de oro que alli arden
encendidos al término de la misteriosa fiesta,
ni por pensar el cielo se te ocurra
acercarte a las cruces del camino.
Para llegar a Mataró siempre hay tantos caminos
como cruces
ellas también arden al anochecer.
Y mientras aumenta la luminosidad de los edificios
del poema
se escamotea la realidad. La adultera
hasta el extremo
de hacer gemir la luz.
Sé precavido en cuanto puedan sobrevenirte recuerdos
de un mar feliz
imágenes de colinas nunc olvidadas
que se mejen la sonrisa de un rostro amado.
Todos esos espejos de la imaginación
resultan ser criminales,
por cuanto ellos seducen
a su víctima y en los sueños la reclaman con dulzura.
Entonces sé cauteloso al asistir a la fiesta
imaginaria:
no sea que te extravíen aquellos juegos fatuos
y sólo cuando sea preciso di tu palabra.

No olvides que de ahí parte el poema
donde las cosas como ellas son.
"La poesía está en las cosas o es tan sólo un
espejismo del espíritu"
Afirma Leautremont y luego agrega:
" La poesía puede
ser hecha por todos".
Por lo tanto en Mataró sólo tu palabra ha de ser
tu cuerpo y tu alma.
Mientras más lejos de Mataró te encuentres
los nuevos tiempos continuarán levantando sus
muros fronterizos.
Sus naturales recompensas y castigos e incluso
sus destrozos de todo aquello
que otros ingenuamente llaman felicidad.
Y aunque todo parezca estar cayendo.
Todo perdiendo su centro de equilibrio
y viniéndose hacia abajo:
siempre habrá mejores
sitios donde morir.
Sólo que necesitas más velocidad en la sangre
y por supuesto,
menos asco,
para que aterrorizado como todo el mundo veas
el farándula del nuevo circo
las cosas que ya no quieres ver.


Eduardo Llanos (Santiago,1956)

Eduardo Llanos Melussa es psicólogo y poeta, y ejerce la docencia en Psicología de la Comunicación y de la Creatividad en Santiago. Ha publicado Contradiccionario (Santiago, 1983), publicación que consta de tres poemarios: Textos y pretextos, Eros/iones y Pasábamos por aquí. Partes de ese libro habían obtenido el Primer Premio en varios certámenes de poesía: Ariel (1978), Concurso Nacional de Literatura Juvenil (1978), Gabriela Mistral (1979), Juego Florales Semana Valdiviana (1982). Tiene parcialmente publicado Disidencia en la tierra, libro que (en entregas parciales y participando bajo pseudónimo) obtuvo el Premio Iberoamericano “Javiera Carrera” (1984), el Premio Latinoamericano “Rubén Darío” (Nicaragua, 1988) y el Premio Centenario de Gabriela Mistral (1989). Conserva inédito Como un brasero que se extingue en la llovizna (Premio “Pedro de Oña” 1990) y otros poemarios. En 1995 publicó Porque escribí, antología crítica de Enrique Lihn preparada para la Editorial Fondo de Cultura Económica, la cual va ya en su segunda edición. Ha publicado además prólogos y estudios sobre Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, Jorge Teillier, entre otros, y mantiene parcialmente inédito un largo ensayo sobre los poetas suicidas de América Latina.



Medianoche

Yo no sé qué amo al ingresar a ti
mordiendo el nuedo ciego que hacemos cada noche.
Acaso haya otro en mi que se me oculta
y te busca para prolongarse
y esto que llamo amor
no sea más que una campana oxidada,
ávida de tañer en no importa cuál oído.

Pero cuando te acercas tan suave y desnuda
y me rescatas de esta nube mental, de estas dudas inútiles
ya no me importa ser o no ser amado,
sino aprender a amarte.

Asiladora

Ella es taciturna
como un funeral de un hombre justo,
pero siempre me acoge cuando busco asilo
en esa patria plena que es su cuerpo
y se alegra si yo toco sus pezones
como el timbre de una casa quinta solariega.

Las muchachas sencillas

Las muchachas sencillas
dudan que el mundo sea un balneario
para lograr bronceados excitantes
y exhibirse como carne a la parrilla
de una hostería al aire libre.
Las muchachas sencillas
no cultivan el arte de reptar hacia la fama
ni confunden a las personas como peldaños
ni practican ocios ni negocios
ni firman con el trasero contratos millonarios.

Las muchachas sencillas
estudian en liceos con goteras,
trabajan en industrias y oficinas,
rehúyen las rodillas del gerente,
hacen el amor con Luis González
en hoteles, en carpas, en cerros, en lugares sencillos.

Las muchachas sencillas
se convierten en madres, en esposas sencillas
luchan largos años como sin darse cuenta,
llenándose de canas, de várices y de nietos.
Y cuando abandonan este mundo
dejan por todo recuerdo sus miradas
en fotos arrugadas y sencillas.


Fernando Valenzuela (Santiago, 1937)

Nació en Santiago en el año 1937. Director del Taller Tirso de Molina.

Pronosticando

II

Nos detendremos ante la lu roja
y no habrá diferencia entre nosotros,
tú seguirás después con tus problemas.
Los hombres siempre tienen algo en común.

III

Llegarán los que sigan mi camino,
lo contrario será infringir el tránsito.

Breves notas

4

Bajaron del Olimpo
y atendieron
en el policlínico a los enfermos

Venían de blanco
ellos aún esperan

5

Encendía la radio para ponerse triste,
cambiando el dial para estar alegre.
Ese transistor era su cáracter.

6

El gerente y el moribundoCursivaen un pensamiento común
hablan de reducir los plazos.

Máquina batidora

Mezclarse entre la gente,
sentir el murmullo de la masa.
Algo así como hacer cemento.

Alicia Salinas (Lautaro, 1954)

Lingüista, Profesora de Literatura y traductora de ruso. Ha publicado seis libros de poesía: De amor, exilio y retorno; Amando; Mujeres de otras calles; Arriba cielo y otros textos; Entre el cielo y el fuego; A orilla de camino. Actualmente trabaja en el Ministerio de Educación. Ha recibido los siguientes premios: Premio César Vallejo 1987; Premio Pablo Neruda 1994; Premio Juvencio Valle 1995; Premio Fondo del Libro y la Lectura 1996.


Pálida

Permiteme amarte con desquicio
revolcar mis caderas
en tu sexo
Y ser feliz
por única vez
rogó

rogó

pálida.


Intenciones


Esta vez seré yo
la que te cuente las mentiras
la que al oído
insinúe
seduzca
soborne
y saboree
plácida
los bordes tuyos
sin reserva.


Certeza

El humano
que no ama al mar
con sus olas inconclusas
jamás
encontrará
un lugar certero
en el espejo del cielo.


Pateando miedos

He muerto algunas veces
otras
recorro
las calles cabizbaja
pidiendo minutos de silencio
Por todos los que como yo
mueren algunas veces.
Cursiva

Javier Retamales (Santiago,1958-)

Nació en Santiago de Chile el año 1958. Realizó sus estudios en la Universidad de Chile y la Universidad de Santigo, titulándose de ingniero civil.
Poeta y pintor, reside en la ciudad de La Serena desde 1985. Ha participado en múltiples eventos, individuales, y colectivos, con su poesía y pintura.
De su obra publicada: Dominey en la vida crotona (1994), Dinastía circense (1998) y Desertor (2003).

Disparen al pianista

Nunca salí de Gran Avenida
ni pueden las chicas olvidar
el cabaret de utopías que regentamos
Vi a los chicos vagos moverse
muy en contra mía.
LETRA GRANDE PAPI
No era más uno de ellos
pura calle
muerte roja noches rojas

Erizado y maniático
(yo) como el pianista de Truffaut
hice cantar mi piano en lo oscuro
mientras el bar se llenaba
y tipos de baja calaña esperaban su turno
como extras en el rodaje

Catulosos de mala suerte
de dientes blancos
arrimados maricones
¿ qué eran aquellos ideales
agrupados en torno al instrumento?

Bancarrota en el paradero

Vencidos de mañana nos sostenemos
mirando cuerpos doblados
por minúsculos bolsitos en la espalda

Casi aturdidos
mientras volvemos a fumar de eso
reflejados en los vidrios del autobús
vemos esfumarse
viejos crac.

Primer invierno sucio

Aquellos días, la lluvia sostiene una conversción con los
techos,
en la oscuridad se orquesta un concierto de traiciones
Se cuentan cadáveres
!cadáveres!, arrastrados por el río del odio

en silencio y sin caer en la histeria
mordiendo las sábanas del temor
que deja un padre ausente:

abrigos y corbatas en un closet enmudecido
una biblioteca
leche, pan
y lágrimas para mezclar la baba pegajosa de la espera.

Pool

Ni las advertencias de mi madre
ni el clandestino dueño
Los ojos existen
- me dije-
en un fondo de humo

El arte de los dedos vacíos
en pulidos tacos
repetían los maestros:
laborar estanca
y aunque nuestro espíritu sea ínfimo

contiene lo ilimitado

Inclinados al vicio de la mesa verde
aparentando la lejanía
una mano sin sonido nos concentraba;
primero los números
luego en Dios.





Carlos Baier (Rancagua, 1971-)

Nació en la ciudad de Rancagua el 13 de Noviembre de 1971, donde cursó casi toda su enseñanza básica y media en el Instituto O´higgins de los Hermanos Maristas. En 1991 ingresa a estudiar periodismo en la Universidad Nacional Andres Bello. En 1992, recibe la Beca Fundación Pablo Neruda para participar en su taller de poesía anual. En 1997, recibe también la beca Talleres José Donoso a cargo de la Biblioteca Nacional. Es co-autor junto a Cristián Basso, de la antología de poesía, 22 voces de la novissima poesía chilena (Ed. Tiempo Nuevo, 1994). Figura en diversas antologías nacionales.

Yo sé que hable contigo en lo oscuro

Yo sé que hablé contigo en lo oscuro
Que te llamé en la oscuridad
Cuando todo era principio tan sólo iniciación
Cuando todo era también el final de los tiempos
Yo sé que hablé contigo en lo oscuro
Yo sé que te hice verbo
Cuando la luz era sólo de los condenados
Temblados desnudos en el piso de los mataderos
Cuando fui el verbo que te habló
Te hizo mariposa o águila o cuervo
Hablé en el murmullo que hay en lo oscuro
Toqué tus labios gruesos con dos lenguas saladas
Fui palpando tu cuerpo en lo oscuro con una hoja de olivo
Que no es de este mundo
Yo sé que hablé contigo en lo oscuro.


Perdí mis dos manos escribiendo poesía para ti mujer

Perdí mis dos manos escribiendo poesía,
para ti, mujer; manco,
cojo de arriba; las he perdido las dos
en el aire,
izquierda y derecha
en lo oscuro. Se me fueron a las nubes, y más arriba todavía
en el intento se me fueron las dos manos a la cresta; las
mandé de un solo
tajo, arriba del Globo.
Perdí mis dos manos escribiendo por ti diez poemas a
la vez que no valían
ni 1$,
femme delgada, y
oscura:leona:pantera loca, y
todo para qué: botado a la semana; excusa
y más excusa: mal parida,
te bastaron sólo 7
para dejar botado a este chileno enamorado hasta las
patas de tus ojos redondos como el horizonte; la cuestión
es que las perdí de hambre, de desaparición: se volaron:
se arrugaron: se recogieron mis manos sudorosas
que escribieron en tu cuerpo toda la luz.
Arriba del mundo se abrieron de pronto
señalándote con el dedo
Índice.

El secreto

Un punto aparte en la línea de la vida. La Belleza
completa con la Nada, con un signo que ilumina los
vacíos,
hasta abrir

la Vista.


Sangría

Broto, broto, broto, broto

como una flecha
saliendo por el mundo.

Stella Díaz Varin ( La serena, 1926-2006)




PROMESA

No te preocupes
Querido niño ávido
Tendrás tu perro azul
Te lo prometo
Siempre que lo fabriquen.
Además
Te prometo un puro tiempo
para lanzar anillos de por vida
En la cercana sombra de los parques.


ALBEDRÍO

Yo soy la vigilia,
Ustedes
Son los hombres castigados,
Los labradores
De gestos oblicuos
Que al engendrar falsos surcos
La semilla huyó despavorida.

Ahora respóndanme
Con una mano enguantada
A flor de corazón.
Cual es la fecha exacta
Entre Aldebarán y Andrómeda.
El día en que los cuervos
Cosechen lo suyo
Entre las más grandes estampidas
De todos los tiempos. Amen.


LA PALABRA

...... Una sola será mi lucha
Y mi triunfo;
Encontrar la palabra escondida
Aquella vez de nuestro pacto secreto
A pocos días de terminar la infancia.

Debes recordar
Donde la guardaste
Debiste pronunciarla siquiera una vez...
Ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira como está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
Y mis libros como mi huerto,
Hojeado hasta el deshilache
Sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
Por no hallar la palabra que escondiste.

VEN DE LA LUZ, HIJO

Que te ciegue la luz, hijo.
Ven de la luz;
Desde donde la pupila sueña
y vuelve atormentada,
como un escombro vivo,
como especie de flor, como pájaro.
Carbón de víscera terrestre,
así como víscera de árbol.

Deja que se ensañe la luz, hijo,
Desciende como los antiguos ángeles,
como los malos discípulos,
ardiendo en su pasión, desheredados.
Así como las fieras, hijo.

Incomprendidas del río, intocadas
absolutas, tristes.
Ese será el día
-presentimiento que no quise,
tú sabes, los conoces-
que tomaré la forma deseada.

Ojo de estiércol, húmedo;
aprisionaré tu llama,
tu superficie extraceleste
tu mirada de centro obscuro,
tu trigal;
la tibia voluntad de tu piel
me ayudará y seremos.

Nunca antes pudimos.
Yo era como esas pequeñas fuentes secas .
Desciende, hijo, de la luz;
avizora el espacio,
avizora el horizonte.
La curva que deja el corazón de un muerto,
la mano que se esconde,
la mano que nadie quiso acariciar.

Seremos.
Tú y yo venidos
irremisiblemente;
unidos como dos tallos jóvenes aún;
Queriendo apenas lo que no se nos dio.
Amando
lo que la luz aconseja:
el vértigo, la hondonada, el silencio.
el color de las piedras;
tantas cosas simples y distintas.
Llegaremos a amar la contextura de Dios
tan difusa;
tan perfecta como tus pequeños ídolos.
La madera de Dios
tan bella y roja
como el corazón de los árboles.
Tan bella y roja
como el corazón del veneno.
Que te ciegue la luz, hijo.
Que te atormente.
Ven de la luz, inúndate;
Ten la luz y desmiente la tiniebla.
Ven, hijo, arrodíllate.
Cree en los amaneceres.
En la luz son más bellos los ojos de Dios.



Enrique Lihn (Santiago,1929-1988)

Nació en Santiago de Chile en 1929. Estudió en el Saint George, en el Colegio Alemán y en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Colaboró en la Revista de Arte, Anales de la Universidad de Chile, Pro Arte, Cormorán,Cauce, Apsi, Plan, además de escribir en los diarios El Siglo, Las Ultimas Noticias y La Epoca, entre otros. Fundó la revista literaria Cormorán, que tuvo nueve números, y Manuscritos, que tuvo uno. Fue locutor en radios capitalinas y dibujante en El Diario Ilustrado. Trabajó en la Corporación de Fomento CORFO) y fue Profesor del Departamento Humanístico de la Universidad de Chile. En 1965 viajó a Europa mediante una beca de museología de la UNESCO. Residió un tiempo en París. Luego en Cuba. Obtuvo algunos premios entre los que sobresalen el Premio Municipal de Poesía 1970 por su obra La musiquilla de las pobres esferas. Además el Premio Casa de las Américas de Cuba (1966) y el de Extremo Sur.Falleció en 1988.


SI SE HA DE ESCRIBIR CORRECTAMENTE POESÍA...

Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.
Desde el momento en que coge el violín
ni siquiera el Vals triste de Sibelius
permanece en la sala que se llena de tango.

Salvo las honrosas excepciones las poetisas uruguayas
todavía confunden la poesía con el baile
en una mórbida quinta de recreo,
o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.

Si se ha de escribir correctamente poesía
en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
Lo primero de todo: sentarse y madurar.
El odio prematuro a la literatura
puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
por maricón, pero el mismo Rimbaud
que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
y esa náusea gloriosa le vino de roerla.

Se juega al ajedrez
con las palabras hasta para aullar.
Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
que debes mantener de un verso a otro
so pena de romperte los papeles del alma.
Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
de marfil y de cuerno o lo que fuere;
lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
de manera que el peón que baila con la reina
no le perdone el menor paso en falso.

Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
como si fueran claras y sencillas
las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
No las expresan, giran en torno al diccionario,
inutilizan más y más el lenguaje,
las llaman por sus nombres y ellas responden por sus
nombres
pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
todas estas cositas por las que vamos tirando.

Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero,
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.